miércoles, 31 de diciembre de 2008

Consecuencias para Ordes de la resolución del concurso eólico

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Erase una vez una nación llamada República da Galiña. Un buen día, descubrieron que su suelo era riquísimo en diamantes y otras riquezas naturales. Con poco más que arañarlo, los brillantes y otras piedras preciosas brotarían de sus tierras proporcionándoles a sus habitantes fortuna y prosperidad. Con el fin de ordenar la explotación de sus ricos yacimientos, sus dirigentes decidieron poner orden, regular la explotación del rico patrimonio y otorgar la facultad de poder construir hasta 2.290 minas en sus grutas y montañas a todo aquel que demostrase tener la capacidad necesaria para extraer el preciado elemento. Ni que decir tiene que todos, grandes, medianos y pequeños comerciantes e industriales, no sólo de la República da Galiña, sino de sus vecinos de la República de Galo Preto y del Reino de Tauromaquia, mostraron un gran interés por poder explotar tal yacimiento, generar mucho empleo y también, por supuesto, con la idea de hacerse millonarios.

Si fue usted capaz de entender esta sencilla fábula y comprender su alcance, no le costará advertir de igual modo la realidad de la resolución provisional del concurso de los parques eólicos que está cubriendo de noticias los periódicos, televisiones y radios de toda Galicia.

El plan energético será de 6.500 Mw de aquí al 2012
Pero lo cierto es que la 'burbuja verde' ha pasado de largo por Ordes. El pasado 26 de diciembre, la Consellería de Innovación e Industria hacía pública la lista de los 27 proyectos de parques eólicos en Galicia admitidos a trámite que generarán, si los análisis de ejecución no pecan de optimistas, la friolera de 2.290 megavatios –algo de lo que todavía no se ha hablado y cabría preguntarse es si efectivamente todos esos megavatios, que son muchos, se van a poder poner en funcionamiento-. Un megavatio (Mw) es un millón de vatios de energía, y cada aerogenerador de última generación es capaz de eradiar unos 2 Mw. Además, esta cifra podría quedarse en poco una vez que el plan energético gallego alcance su cénit en el año 2012, cuando se cumpla el objetivo marcado en el decreto eólico de lograr los 6.500 megavatios de potencia.
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Ordes pedía explotar un parque eólico de 6 Mw de capacidad
El Concello de Ordes presentó su proyecto y así aparece recogido en el informe que la consellería de Fernando Blanco presentara a solicitud de la Mesa de Comisión de Energía a la Presidencia del Parlamento el pasado octubre de 2008. Concretamente, fue solicitada una potencia eólica de seis megavatios. Junto a nuestro concello, también los municipios de Carral (3 Mw), Carballeda de Avia (2,6 Mw), Coirós (1,3 Mw), Meira (0,95 Mw), Arbo (0,64 Mw) y Riós (0,45 Mw) quisieron su trozo de pastel del reparto eólico. Todos ellos fueron rechazados.
Como ya sabrán a estas alturas, sería Caixanova, a través de su sociedad Eólica Galenova, la gran triunfadora del concurso, donde se le adjudicaron provisionalmente la friolera de 235 megavatios repartidos entre los parques de Santa Comba, O Tourado, Miñón, Os Teixos, Xernade y Fonte Irexe.
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¿Pero, qué es lo que nos hemos perdido?
Pues ni más ni menos que un gran negocio. Suponiendo que nos hubiesen concedido el cien por cien de los megavatios pedidos, es decir, ocho, y el plan de ejecución se cumpliera en su totalidad –algo de lo que los analistas todavía no han hablado y está levantando muchos rumores en el mundillo financiero sobre la verdadera capacidad de poner en pleno funcionamiento tal cantidad de megavatios incluidos en los planes de negocio de los 29 agraciados-, Ordes podría estar ingresando como dividendo neto anual unos 360.000 euros anuales en el primer año de su óptima rentabilidad, teniendo en cuenta las estimaciones que los analistas otorgan a cada megavatio producido, -60.000 euros al año de dividendo neto, limpios de polvo y paja-. A esto, si le sumamos la evolución de los 20 años de vida útil de este tipo de instalaciones estimada en un incremento medio anual del 1,4%, las cuentas son bastante claras: unos 1.850.000 euros de beneficios limpios en el primer lustro de vida de los tres aerogeneradores que podrían generar esos 6 Mw.

Entre 2,8 y 4,6 millones de euros se está vendiendo el megavatio
Pero es que además el negociazo podría haber ido mucho más lejos todavía teniendo en cuenta las últimas operaciones de compraventa en el sector de los renovables. Unas cifras que podrían dejar en el ridículo al bum de las punto com y del más reciente sector del ladrillo, y que ya muchos analistas apuntan a precios propios de una burbuja. A finales de 2007, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola presentaba la salida a bolsa de su filial Renovables. El magnate valoraba esta empresa entre los 22.388 y los 29.568 millones de euros, es decir, entre 87,5 y 115,5 veces los beneficios del año 2006.
Para justificar tal valoración, Sánchez Galán recurrió al dicho popular de ‘para muestra, un botón’: la compañía energética International Power compró en agosto de 2007 Trinergy pagando 3,2 millones de euros el megavatio. También E.ON se hizo con Dong Iberia a un precio de 2,8 millones el megavatio, y la misma eléctrica alemana pagaba, dos meses más tarde, a 4,6 millones de euros el megavatio de Airtricity. Son cantidades todas ellas abismales, propias de lo que ya muchos llaman la “burbuja verde”, pero muy reales.

Podría estar usted pensando, bueno esas son cifras, efectivamente pagadas, pero lo fueron antes de la actual crisis financiera y económica mundial. Así es, pero también es cierto que a finales de 2007 la crisis ya estaba muy presente en otras economías como la estadounidense, y además esta burbuja no se sustenta en la especulación a pequeña escala que empujó a tantos miles de ciudadanos a comprar pisos con la esperanza de revenderlos pasado un tiempo. Es más, la burbuja eólica goza de la complicidad de los consumidores, quienes han identificado la energía eólica con energía limpia –no sin cierta razón, pero sin ser tan ecológica como algunos piensan-, y muy pocos dudarán en contratar, una vez que se le ofrezca, un servicio de electricidad proveniente de los –carísimos- molinillos de viento convenientemente vendidos con un óptimo plan de marketing.

Nuestros 6 Mw podrían valer entre 16,8 y 27,6 millones de euros
¿Se han hecho, por tanto una idea de cuánto se valorarían nuestros aparentemente ridículos 6 Mw comparados con los 216 Mw otorgados a los conserveros pontevedreses integrados en Aucosa, o los 192 Mw que explotarán los cooperativistas de Feiraco? Lo nuestro podría haber tenido un valor de entre 16,8 y 27,6 millones de euros, teniendo en cuenta los precios actuales del megavatio eólico, Cierto es que el pliego de condiciones no faculta a los admitidos a que vendan la explotación a terceros, pero tampoco prohíbe que el parque eólico pudiera ser subexplotado por empresas participantes del adjudicatario. El decreto eólico así lo establece en su artículo 5º, en donde se establece que la capacidad técnica de los solicitantes deberá estar acreditada mediante alguno de estos tres requisitos: 1º, Haber ejercido la actividad de producción de energía eléctrica durante, al menos, los últimos tres años –no es el caso del Concello de Ordes-; 2º) contar con un socio que participe en el capital social con un porcentaje igual o superior al 25 por 100 y que pueda acreditar su experiencia durante los últimos tres años en la actividad de producción de energía eléctrica –tampoco es nuestro caso ya que el Concello se presentó en solitario al concurso; o 3º) tener subscrito un contrato de asistencia técnica por un período de tres años con una empresa que acredite experiencia en la actividad de producción de energía eléctrica –que es por donde podríamos agarrarnos-. En otras palabras, el Concello sería el titular de la autorización y se encargaría de su comercialización y un tercero, mediante contrato, de su asistencia técnica.

Con semejante mina de diamantes le sería muy fácil al alcalde Manuel Regos plantarse en un banco pidiendo una gran financiación para por ejemplo, ofrecer suelo industrial barato a la gran industria. “¿Y qué presenta usted en garantía?” Le podría decir el avispado director de sucursal. “Pues mire usted, tenemos la concesión de seis megavatios de energía eólica que nos generan en torno a 300.000 euros anuales y que los analistas valoran en unos 17 millones de euros, como poco”. Ante este panorama, tendríamos las puertas abiertas al crédito privilegiado para afrontar obras e inversiones en nuestra villa por mucho tiempo.
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¿Qué hacer ahora?
Fuentes del Concello han asegurado que en los servicios jurídicos y diversos técnicos municipales se encuentran examinando de nuevo el expediente con la intención de recurrir la decisión de Fernando Blanco. Personalmente pienso que ‘el mal de muchos es consuelo de tontos’ y Ordes no debería dejar de recurrir esta decisión sin tener en cuenta lo que pudieran hacer o no los otros seis concellos interesados en este negocio. El parlamentario popular Angel Bernardo Tahoces augura grandes y millonarios procesos judiciales derivados de la decisión de la consellería nacionalista. Quizá vaya a ser así, pero Blanco ya se ha enrocado. Previsiblemente el órgano administrativo legitimado para resolver los recursos desestime todos ellos, tal y como el conselleiro ya avanzó hace pocos días en la prensa –A resolución é inamovible-.

Queda por tanto, una vez agotada la vía administrativa, plantear la demanda contenciosa administrativa, aunque creo que Ordes no debería llegar tan lejos. Desde luego que hubiese sido la mejor noticia que podría recibir Ordes en este año 2008 pletórico que hemos vivido, pero no olvidemos que aún quedan miles de megavatios eólicos por adjudicar en un plan de futuro en el que ya trabaja la Consellería. Ahí sí no debemos dejar escapar esa gran oportunidad de prosperar produciendo y vendiendo energía, pero para llegar en óptimas condiciones a ese nuevo plan eólico deberemos estar muy atentos a todo cuanto sucede en la ya denominada “burbuja verde”.

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