El suplemento dominical de El Mundo, 'Crónica', publica hoy un aterrador reportaje sobre el vertedero, donde dicen se acumulan toneladas de medicinas caducadas
"Llegaban camionetas cargadas de medicamentos caducados y se vaciaban directamente al basurero", confiesa al diario un testigo
"Una bomba química podría estallar. Sólo falta saber cuándo", dice el periodista Paco Rego
Los 440.000 ejemplares de hoy de El Mundo darán a conocer a toda España esta presunta y aterradora realidad
'De botiquín a gigantesco polvorín'. Así titula hoy el suplemento 'Crónica' -edición nacional- del diario El Mundo el reportaje realizado sobre el vertedero de Areosa en nuestra vecino municipio de Cerceda. "Doce mil toneladas de fármacos (penicilinas, barbitúricos, hormonas, anticonceptivos...) mezclados con basura urbana en descomposición", relata el periodista Paco Rego sobre la realidad que ha podido conocer de Areosa. "Detrás de la alambrada, en realidad hay un auténtico botiquín explosivo: fármacos contaminantes que podrían filtrarse hasta las aguas; bacterias que podrían hacerse resistentes a las penicilinas...".
Una fuente consultada por el diario madrileño, testigo de la "barbaridad medioambiental" de Areosa confesaba a El Mundo que "las camionetas llegaban a diario cargadas de medicamentos caducados, sin las cajas, y se vaciaban directamente al basurero". Lo vertidos, asegura el diario, "podrían haber contaminado con medicinas las aguas del río Lengüelle", el mismo que atraviesa luego nuestro municipio.
¿Y si los fármacos caducados llegaran al Lengüelle?
"Qué pasaría si estos líquidos fueran a parar al río Lengüelle, situado a poco más de 500 metros del vertedero, cargados de restos de medicamentos?", se pregunta el periodista. "La mezcla de fármacos y residuos urbanos en un vertedero produce reacciones químicas cuyo resultado es impredecible" responde Raúl Vieira, bioquímico consultado y experto en tratamiento de resíduos peligrosos, quien remata con un contundente: "Si alcanzasen el río no hay depuradora que los frene".
Por si esto todavía no fuera poco, si los fármacos proceden de un vertedero, como es el caso, "se produce un cóctel químico que actúa como la hacen las hormonas. Son los llamados disrruptores endocrinos. Ya ocurrió en el río Llobregat y los peces, por ejemplo, cambiaron de sexo", asegura Vieira.
"Esto es jugar a la ruleta rusa", concluye el experto.
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